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martes, 6 de abril de 2010

E. T.



Ahora mismo estoy escuchando la música de E. T., y me siendo lo suficientemente inspirado como para escribir algo acerca de esa película, de modo que allá va:
Me acuerdo de haber visto E. T. cuando era pequeño, pero nunca le había dado mucha importancia y, de hecho, la recordaba como una película menor. Sin embargo, esta pasada Navidad la estaban echando en Cuatro, y la pillé un momento. Me quedé sorprendido de mi ignorancia y estupidez al descubrir que, con sólo ver 15 minutos (que fue lo que me dio tiempo a ver, debido de que estaba ahí mi familia y algún caso le tendría que hacer), se evidencia que es una OBRA MAESTRA DEL CINE.
Spielberg tiene un don innato para combinar lo bueno y lo comercial, y en E. T. deja eso al descubierto totalmente. Desde lugo, es una película muy comercial, y quien diga que no se equivoca (sólo hay que ver el argumento: la amistad (tema extremadamente comercial y explotado por el cine), y el dinero que se gastaron al hacer el muñeco lo tendrían que reponer con algo, por lo que hicieron una película que generara muchos ingresos). Pero bueno, eso no es nada malo, porque así su grandeza llega a más gente. Y, además, como he dicho antes, la película combina lo comercial y lo maestro. No es la típica peli comercial con un guión para salir del paso, sino que está muy bien escrita y, además, está el gran talento de Spielberg. O sea, escenas como la del porche, la de la bici delante de la luna o la EMOTIVÍSIMA despedida final son míticas en la historia del cine. Pero además, la película tiene la suerte de contar con un reparto excepcional. Yo no sé de dónde sacarían a esos niños pero desde luego el director de casting puede dormir tranquilo durante el resto de su vida. Drew Barrymore hace el mejor papel de su carrera con esos alaridos que pega y Henry Thomas, el niño que hace de Elliot, supera con creces a todos los demás actores de la película.
Una de las partes que más me gusta (quizá por la aportación de mi tía) es cuando E. T. entra por primera en la casa y Elliot le empieza a enseñar sus juguetes, su hucha y sus peces. Le dice que la comida se le hecha a los peces así, el dinero se mete en la hucha con forma de cacahuete asá, y un par de cosas más. A esto, E. T., concentrado pero confuso, se mete algo en la boca y Elliot le dice que no se come, y es entonces cuando mi tía dice: "Es que el dinero dentro del cacahuete y la comida de peces es demasiado para él." Así dicho no es tan gracioso, pero yo no paraba de reírme, y desde entonces me encanta esa escena.
Otra fantástica es cuando los hermanos de Elliot ven por primera vez a E. T. Drew Barrimore empieza a gritar, el hermano tira la estantería, E. T. alarga el cuello y se pone a correr con las manos para arriba... en fin, un caos, y yo no me puedo parar de reír.
Y bueno, que aunque todo el mundo del mundo ya ha visto E. T. y esto no es nada nuevo, me apetecía escribirlo, porque así ya hay algo más que diga lo buena que es esa película, que realmente sí que marcó una antes y un después en la historia del cine (en el género de la amistad, de la ciencia ficción...), no como otras que dicen que también revolucionan peto no son más que meros pasatiempos prescindibles, como la ya comentada AVATAR.

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