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martes, 6 de abril de 2010

La trilogía de Bourne

Un nuevo descubrimiento se ha sumado a mi lista de actores de acción favoritos, que de éste modo pasan a ser Mr. Gibson, Mr. Willis, Mr. Ford, Mr. Schwarzenneger y Mr. Damon, Mr. Matt Damon.
Recientemente me he comprado la TRILOGÍA DE BOURNE, en un intento por descubrir un nuevo personaje que satisfajera mis ansias de acción que ya no consigo encontrar por ninguna parte, y desde luego no fallé. LA SAGA DE BOURNE eleva el término acción a el máximo exponente, dando como resultado tres películas que no te dejan levantarte del asiento con algunas de las persecuciones y secuencias de acción más memorables de todos los tiempos.
Desde aquí felicito a Doug Liman y a Paul Greengrass, los dos únicos directores de esta saga, por hacer estas tres delicias del cine de acción contemporáneo. Desde la primera entrega, se nos introducen secuencias de lucha de una rapidez que asusta, con unos movimientos excelentemente coreografiados y con una dirección de escena impecable que, aunque la primera vez no se puede apreciar del todo, muestra todos los movimientos que se incluyen en el desarrollo de la batalla.
Además de estas batallas, las persecuciones en coche son no menos que espectaculares, con una velocidad que no permite alejar los ojos de la pantalla por que si no se pierde totalmente el hilo de lo que está pasando. A destacar la persecución de quince minutos de EL MITO DE BOURNE, que es, para mí, el momento más emocionante de la saga entera.
En los exigidos e inevitables momentos de "relax" (y relax sólo porque no hay muertos, pistolas y explosiones por todas partes, no porque no ocurra nada), el guionista y el director se encargan de que no se pierda la intensidad de la película con escenas de tensión incesable en los que el incombustible Jason Bourne ha de eludir, haciendo uso de sofisticadas técnicas de espionaje que es un gusto admirar y una rapidez implacable, a policías, organismos secretos y asesinos a sueldo mientras que es buscado en conjunto por cientos de países a lo largo de todo el mundo.
Matt Damon ofrece una interpretación magistral del ex-espía Jason Bourne, alias David Webb, en la que se hace patente su transformación desde la confusión e incomprensión de la situación a su alrededor de la primera película, hasta el completo control de los elementos a su alrededor y la manipulación de la que demuestra ser capaz en la tercera entrega que le permiten eludir y engañar a sus perseguidores.
En conclusión, una excepcional película de acción con un ritmo trepidante, como debe de ser, en la que el cine demuestra una vez más que el tópico de que las películas de acción son americanadas mal dirigidas y sólo hechas para sacar pasta es falso, ya que tanto los amantes del cine de acción (como servidor) hasta los que van a ver la película por pleno aburrimiento pueden apreciar que son películas con las que es imposible aburrirse. Yo voy a ir un poco más allá, y voy a decir, a riesgo de que se me considere exagerado, que estas son las verdaderas obras maestras del cine actual. Ahí queda eso.

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