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martes, 6 de abril de 2010

Tesis


Alejandro Amenábar ha descubierto hace poco esa sensación de poderío y reconocimiento que proporciona la fama internacional primero con LOS OTROS, y, más recientemente, con ÁGORA. Sin embargo, cuando por primera vez debutó en el cine con escasos medios pero muy buenas ideas es cuando realmente demostró todo su talento como director.
Hace poco he visto TESIS, la primera película de Amenábar, y me encantó. No es una película con medios excelentes, ni con actores que se salgan de la pantalla (de hecho algunas veces son bastante malos), pero se nota que el tío tenía imaginación y era capaz de crear escenas terroríficas de las maneras más simples.
Mientras que evita las imágenes violentas, consigue un ambiente adecuado sólo con gritos escandalosos. Muestra sólo lo justo, y todo lo demás nos lo deja a nosotros para que lo concibamos en nuestra mente, que divaga haciéndonos imaginarnos las cosas más horrorosas. Al no tener medios, no podía hacer nada desagradable, de modo que tiene que ingeniárselas para poner una disculpa siempre que vaya a aparecer algo y no tener que enseñarlo.
Los personajes de los protagonistas también son buenísimos, y dan lugar a un entramado de personalidades misteriosas y traicioneras que crean un ambiente de tensión, desconfianza y confusión que hace que la película sea más desconcertante y que la intriga, que es uno de los pilares de la trama, sea más eficaz.
Los actores son, en general, buenos, si bien es verdad que de vez en cuando llegan a rozar la falsedad en sus frases. Pero eso lo he achacado quizás a un guión con frases no muy naturales, que hacen que los actores al recitarlas parezcan peores de lo que en realidad son. Fele Martínez, que hace de mejor amigo de Ángela, la protagonista, es quizás el mejor actor de todo el reparto. Pero Eduardo Noriega también es bueno en un papel del que no sabes si desconfiar en todo momento.
El guión, por último, es de los mejores que he podido apreciar últimamente. La trama no es demasiado intrincada ni complicada, y en vez de buscar una historia rebuscada y difícil de entender, se centra en desconcertar al espectador haciéndonos creer que todo el mundo es quien no parece ser, para luego hacernos descubrir que lo que creíamos era verdad, en realidad no lo es.
En conclusión, es una de las películas que más me ha gustado de las que he podido ver últimamente, y mucho mejor que las nuevas de Amenábar en las que se ha dejado corromper por la espectacularidad y la comercialidad de la industria estadounidense.

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